Desde mi banca

on miércoles, 8 de agosto de 2007
Pensaba sólo y helado en aquella banca
a qué lugar debía llegar
si es que debía desplazarme
o sólo contemplar los hechos desde mi asiento.

Sentado observé tristeza,
contemplé amor,
sentí dolor.
Es fácil notar lo ajeno,
no así lo anterior.

Y ahora me pregunto,
¿debó pararme y caminar?
Concluyo que sí
porque la vida no es un libro que leer,
es una historia que escribir
aunque no sepamos el final de ella.

3 alzan la voz!:

eterna viajante dijo...

exactamente, hay que levantarse de aquella banca y abrirse paso por los senderos de la vida, pues el que se quede sentado allí quedará sumido en la ignorancia y la pobreza espiritual.

lo más importante es caminar con los propios pies, y con la cabeza en alto, sin dejar de mirar de vez en cuando al suelo, pues así podemos evitar muchas veces tropezar con las piedras.

un beso enorme =*

sho.

Bárbara dijo...

hay veces que uno pavonciamente...(buena esa palabra) se keda mirando la vida pasar sin ya tener ganas de hacer en ella nada, solo queriendo mirarla y nada mas...
pero eso tiene que durar lo que tiene que durar...ni mas ni menos...nosotros construimos nuestras vidas...y quedarse sentado en la banca mucho tiempo puede causar aparte de un creciente dolor de nalgas (porque estas bancas no estan hechas para aguantar nuestra humanidad -por no decir poto- un instante demasiado prolongado)una conjunta estupidez mental, porque nadie mas que uno tiene el deber de despabilarse, pararse y caminar.

Anónimo dijo...

Tú eres mi ejemplo en eso, caminar, con voz propia, con mente propia, con alma propia, no te detengas nunca, siempre camina, cuando veas que el camino es difícil, sigue caminando, cuando veas que se pone cuesta arriba, sigue caminando, cuando veas que te acercas al final, sigue caminando, siempre hay más... una escala, un acantilado, una vereda estrecha, una gran avenida, Tú camina...